Operación je je

La sangre no llegó al río y, tras una hora de reunión, las promesas dirigenciales calmaron la “ansiedad” de Ramón. No es un viva la pepa, pero volvió la paz...

El remodelado vestuario destinado a los entrenadores en el estadio Pedro Bidegain no estuvo vacío ayer. Aunque Leonardo López sigue siendo el único refuerzo, Ramón Díaz no cumplió con sus jocosas amenazas. Ni se quedó en su campo en Entre Ríos ni se fue a cazar a La Pampa. Se presentó para dirigir el primer entrenamiento del plantel de San Lorenzo tras las dos semanas de pretemporada en Salta, a pesar del malestar que arrastra desde hace casi diez días. La situación no mejoró. Por eso, el técnico se reunió anoche, desde las 21, con Rafael Savino y Claudio Di Meglio, para ver si se puede aclarar el panorama. Y aunque a las palabras se las lleva el viento, ambas partes pusieron paños fríos al incendio que inició el Pelado el jueves pasado, cuando habló de no “seguir en estas condiciones”, haciendo referencia a la falta de refuerzos. Para ello, fue clave la presencia de Gustavo Ranucci en el meeting, como cabeza visible del grupo inversor. Sin mayores precisiones que saber que “lo de San Román se cierra mañana (por hoy)”, lo importante del encuentro fue que Ramón asumió que la dura crítica de la semana pasada tuvo que ver con un tema de “ansiedad”, descartando así los rumores sobre una seria intención suya de renunciar. Pero...

Desde el círculo íntimo integrado por quienes manejan la cocina del Ciclón, hicieron saber que “fue una buena charla, en buenos términos, lejos del tono que usó Ramón el día en que habló con los periodistas”. Justamente, las contundentes frases del Pelado sorprendieron, ya que un par de días antes el entrenador había pasado una jornada entera con Di Meglio, quien viajó a Salta para saldar deudas del club con el plantel, y la relación había sido más que cordial. Pero, claro, Díaz clamó por caras nuevas amenazando con armar la valija e incluso le dijo a Olé que no está “para perder el tiempo”. Luego, las conversaciones se sucedieron, con un planteo que inquietó a la dirigencia: Diego Rivero, quien en mayo firmara contrato por dos temporadas más, pasó de ser el capitán a estar en duda en el 11 ideal de Ramón, quien reafirmó su interés por el paraguayo Enrique Vera. Estas cuestiones preocuparon a los dirigentes, al tiempo que el riojano seguía contando frustraciones (ver Risas cero ), incluyendo las versiones de que Walter Erviti podría sumarse a River, de que Juan Manuel Torres tiene chances de convertirse en jugador de Boca, algo desmentido por quienes manejan la carrera del futbolista y también por quienes son los dueños de su ficha; y también incertidumbre por la situación de Aureliano Torres, quien tiene un pie y medio afuera. Así y todo, demasiada agua corría bajo el puente, por lo que la plana mayor de Boedo asumió la responsabilidad de concretar el cara a cara necesario como para aplacar los ánimos, algo que, según cuentan, se logró. ¿Cómo? Con Ranucci confirmando el aporte de los inversores, pero con una diferencia sustancial respecto de la anterior intervención del apoyo externo para San Lorenzo: esta vez, el club comprará porcentajes de los pases de cada uno de los futbolistas que sean acercados por Ranucci y compañía. Que sea pronto...

FUENTE: diario olé