Ramón es un técnico ganador, convocante, y garantía de mediatización. San Lorenzo ya no tiene a Tinelli como mecenas del fútbol, y las posibilidades de mercado se redujeron todavía más por la poco holgada realidad económica. Ramón lo sabía. Su orgullo, quizá, no lo dejó ver todo el contexto. O no imaginó que era para tanto.
En Boedo necesitaban un imán después de un semestre aciago. Ramón lo representaba y quería pulir su chapa tras el desplante de River. Pero el hecho de sentarse en el banco, o el hipotético regreso de la chomba mágica, no alcanzan. Aún habiéndola puesto al tanto de los límites, era inimaginable que la voracidad del riojano se iba a conformar con un mero papel de reparto. Y la Ferrari, a gas, corcovea...
FUENTE: diario olé
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